martes, 7 de diciembre de 2010

Verdadera Adoración


Leyendo algo sobre adoración y como ser un verdadero adorador de Dios, se me vienen a la mente algunos pensamientos que quisiera compartir y otros expuestos también en la lectura que estoy disfrutando.

En el principio Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, esto le permitía comunicarse a ambos de una manera natural y fluida, es decir un dialogo cálido y divino. La amistad de Dios con el hombre transformo al Edén en un lugar celestial.

Al ser creado del soplo de Dios, el hombre adquirió la capacidad de comprenderlo, escucharlo y amarlo. Luego de tal milagroso acto, el hombre despertó y comprendió que dichos grandes y poderosos ojos que lo observaban eran los de su Padre. Se sintió bienvenido, comprendido, amado y aprendió a amar al ver el reflejo de la mirada de su Padre.

Un lenguaje en común, un vinculo eterno. El haber conversado de manera directa con Dios, de haberle hacho preguntas, de haber escuchado su dulce voz, debe haber sido la experiencia mas fascinante y sobrenatural que el hombre pudo haber experimentado.

Toda esa comunicación, esa fascinante conversación fue intervenida por un agente extraño. El amoroso dialogo fué interrumpido. La serpiente llena de soberbia y voluntad propia engañó y distrajo la mirada del hombre y la mujer en el Edén, y estos se dejaron llevar por un deseo de querer ser como el mismo Dios, pero sin la ayuda de El y en sus propias fuerzas. Elemental error que hasta el día de hoy cometemos.

Al llegar la tarde, como era de costumbre, Dios sale al encuentro del dialogo con su creación (hombre y mujer), llega a su cita diaria de comunicación, pero esta vez queda solo "en la mesa". El hombre fué invadido por una sensación de temor, incompetencia y rechazo, es decir, un dialogo quebrantado, distinto al original. Se rompió la conexión, y la naturaleza de Dios puesta en el principio, y que hacia el dialogo entre el cielo y la tierra natural y fluído, se corrompió. Ahora el veneno de la serpiente corría por sus venas espirituales.

Dios es un ser comunicativo, y a pesar de que ya el hombre no gozaba del mismo dialogo natural y magnifico del principio, Dios aun quería re-establecer tal conversación.

Los hijos de Adán y Eva introducen al nuevo concepto, que es un nuevo punto de encuentro con Dios, el Altar. Aquí nace una nueva oportunidad al dialogo de la reconciliación. Este consistía en la consumación de un sacrificio (Animal) mediante el derramamiento de sangre y presentado como ofrenda a Dios en humildad con un propósito de humillación humana y exaltación divina.

El tabernáculo fue el lugar que Dios mostró a Moisés para construir en su pueblo (Israel), donde habitaría su presencia y se harían sacrificios en su favor. Esta construcción estaba al medio del campamento del pueblo, señal que muestra que Dios quiere ser escuchado, insiste en una comunicación.

El hombre debía dejar su tienda o carpa e ir a la de Dios (el tabernáculo) y así comenzar el camino de un nuevo dialogo. Esta vez bajo las condiciones explicitas de Dios ya que la capacidad innata y fluída de dicha conversación habían sido quebrantadas como se ha mencionado anteriormente. De esta manera se podía tener acceso a la presencia misma de Dios.

El tabernáculo era un lugar con muchos elementos fuera y dentro de el, con ciertas habitaciones y lugares con una especifica utilidad. Elementos que tiene un significado e ilustración para nosotros hasta el día de hoy, y es lo que quiero detallar a continuación.

Pero antes es necesario mencionar algo que le hace cobrar sentido a todo lo que se mencionara en seguida.

Con el paso del tiempo, Dios fué comunicándose de distintas maneras con el hombre, a través de la creación misma, luego por su pueblo y los profetas, pero llega a su máxima expresión de comunicación con su Hijo Jesús. Al enviarlo una vez mas nos señala que desea estar con nosotros, comunicarse con nosotros, establecer un dialogo cercano y cálido, y todo esto se logra con el envió de su hijo a la tierra. El acampó entre nosotros, mas ahora quiere habitar en nosotros siendo nuestros corazones su habitación.

Pero volviendo al tabernáculo, el pueblo de Israel comprendió que este era un encuentro con la presencia de Dios. Hebreos 8:2 nos cuenta que hay un tabernáculo en el cielo levantado por le mismo Dios, pero mas adelante en el versículo 5 nos dice que aquel tabernáculo era una “figura y sombra de las cosas celestiales”. Por eso es de suma importancia volver a dicho tabernáculo y recorrerlo una vez mas para comprender su significado, que expresa verdades eternas, aspectos esenciales de nuestra relación con Dios que debemos considerar y comprender para adorarle. El tabernáculo es una perfecta y magnifica ilustración, y es ella la que quiero resumir y expresar en estas líneas, ilustración que he leído y a través de la cual Dios habla a mi corazón pidiendo su atención.

La lectura que me ha motivado a escribir esto y de la cual es la autoría de casi todo lo expresado en estos párrafos me señala que el tabernáculo es en si mismo imagen de JESÚS.

LA PUERTA

Al ingresar al tabernáculo era necesario pasar por una puerta principal, dicha puerta es una imagen de aquel que nos hiba a marcar el camino de regreso al padre. Para acceder a la habitación de la presencia de Dios era necesario entrar por la puerta, de otra manera no había acceso al tabernáculo y a todo lo que venía adentro.

¿Quién mas sería capaz de conectar al cielo con la tierra? ¿el corazón de Dios y el nuestro, a pesar de tal grande abismo que había de separación producto del pecado? El único en juntar ambos lados del universo fue y es JESÚS.

Para tener una verdadera adoración es necesario considerar la puerta correcta. No podemos pretender entrar a la presencia de Dios por otra puerta que no sea Jesús. Por eso si pretendes adorar a Dios, ya sea en tu hogar, en tu iglesia o en cualquier otro lado, es importante que nos tomemos un tiempo en recordar quien es Jesús, la puerta de bienvenida a casa.

EL ALTAR DEL SACRIFICIO

El altar en el tabernáculo es una figura del sacrificio de Jesús por nuestros pecados. El altar era la segunda estación en el tabernáculo y por ende debe ser la nuestra en nuestro camino de adoración al padre.

En el altar se presentaban sacrificios por los sacerdotes y por el pueblo. También una vez al año se ofrecía un sacrificio que cubría los pecados de todo el pueblo ( el día de la expiación). La sangre de un animal hacia que Dios pasara por alto los pecados de su pueblo, entonces cuanto mas ahora que fue la sangre de su hijo la que pago ese precio y nos compró.

Debemos detenernos en este punto y pensar en su obra en la cruz para continuar nuestro camino de adoración. El altar era un encuentro cercano entre Dios y el hombre, ahí este invocó a Dios y Dios miro con misericordia su vida y ofrendas. En los altares se entregaba la vida, se derramaba el corazón a Dios. En el antiguo testamento el altar significaba un lugar de suma relevancia. En un altar Abel fue justificado, Abraham fue considerado amigo de Dios, Noé adoró y honró la fidelidad divina de Dios, y Gedeón escucho su llamado.

Jesús levantó un nuevo y aceptable altar, se ofreció a si mismo como sacrificio.

¿Pero que tiene que ver en si un altar con nuestra adoración?

El altar es un lugar de rendición, entrega y abandono. Para adorar se requiere de un sacrificio. Antes no se permitía llegar a Dios con manos vacías, pero gracias a Dios la ofrenda necesaria ya fue presentada mas debemos recordar que la vida del creyente es una vida de entrega de voluntad a Dios, es decir en medida que nos entregamos, vivimos adorando.

Romanos 12:1 nos invita a entregar nuestros cuerpos como sacrificio vivo. (recomiendo leer también hebreos 13:10-13)

Adorar involucra identificarse con el sacrificio de Cristo y su propia renuncia.

Un ejemplo claro es el de los reyes magos. Antes de llegar al lugar donde estaba Jesús debieron vivir un viaje quizás costoso, con peligro de por medio y muchas cosas mas, pero al momento de llegar, en vez de pedir, entregan obsequios al niño. Dice la biblia que adoraron y entregaron lo mas preciado que tenían, oro incienso y mirra.

Cuando te dispongas a adorar, llévale algo a Dios. Hebreos 13:5 nos invita a llevar sacrificio de alabanza a Dios.

Preséntale a Dios tus obsequios ya sea Talentos, vida personal, un ser amado, un milagro concedido, etc. Pero presentemos también nuestras luchas, debilidades, tentaciones, etc. “Para adorar se requiere un altar, y un altar requiere un sacrificio”. Luego mira al altar de la cruz y da gracias por aquel que ocupo nuestro lugar en la Cruz.

El LAVACRO

La siguiente parada en el “camino a la presencia de Dios” era el lavacro. Aquí los sacerdotes debían lavar sus manos y pies que era uno de los requisito para entrar a la presencia de Dios (Aparte de vestimenta especial y otros requerimientos). Eso nos recuerda que debemos ser limpiados y purificados de lo que nos estorba el servicio a Dios. Jesús es esa agua que nos limpia de nuestras culpas y nos da vida. Juan 7:37 dice que el es la fuente de agua viva. ¡que mejor disposición de Dios de limpiarnos e impartir su vida a los demás!

(Leer también efesios 5:26).

Al momento de adorar recuerda su agua, su palabra, ya que esta te impartirá las fuerzas para vivir una experiencia genuina de adoración intima con El, ya sea en tu devocional, en tu andar diario en la semana, y también en tus cantos congregacionales, ya que Dios ahí es donde también toma la palabra y embellece a su pueblo en su verdad. Buscar el agua de vida en la adoración es parte integral de ésta. Debemos empaparnos de su palabra, leerla, meditar en ella y también cantarla. Ella cambia el pensamiento del hombre (Romanos 12:2)

“Cerramos la puerta a la culpa al llenarnos de la palabra de Dios. Ahora nos encontramos frente al trono de la gracia”.

Creo que he escribido bastante, prefiero detenerme a meditar en lo anterior antes de continuar… ya que quedan ciertos elementos que he leído como imágenes de adoración (dentro del tabernáculo), que compartiré luego.

Todo lo anterior me hace reflexionar y me invita a una búsqueda profunda de adoración. Es mas que música, es un dialogo. Mas que pedir, es entregar.

Recordemos al momento de adorar por medio de alabanzas, ya sea cuando estés en tu iglesia o en tu casa, de entrar por la puerta correcta que es Jesús, recordar quien es. Detenerse en el altar y ofrecer tu vida como ofrenda a El. Pero no olvides lavar tus “manos y pies” con la única fuente purificadora efectiva que es su palabra, su propia voz y vida.